sábado, 29 de junio de 2019

¿Qué necesita Guatemala ahora?

El proceso electoral 2019 ha hecho su primera gran parada: la primera vuelta. Un proceso por demás golpeado, lleno de señalamientos y dudas sobre la transparencia y falta de favoritismo hacia determinados candidatos y candidatas que lograron sacar provecho de lo que, según muchos, de manera arbitraria y parcial las Cortes encargadas de hacerlo decidieron.

Las redes sociales han explotados con los que están a favor y en contra.  Convocatorias a manifestaciones pacíficas para manifestar el descontento y algunas campañas para mostrar el respaldo no se han hecho esperar.  En medio de esta incertidumbre y caos que pudiera representar la situación que estamos viviendo, el tiempo sigue avanzando y la llegada a la segunda parada se hace cada vez más cercana.

Guatemala está a la espera de las decisiones que se vayan a tomar, pero por encima de eso nuestro país está a la espera que se suplan sus necesidades.   Guatemala no necesita confrontación, necesita que, por medio del diálogo se puedan llegar a los acuerdos que permitan crear un sistema de gobernabilidad donde la transparencia, la justicia y el trato digno sea una constante.  Guatemala necesita gente proba que más allá de intereses mezquinos, egoístas y elitistas se interesen en el desarrollo del potencial de un pueblo que el talento le sobra.  Guatemala necesita que la riqueza que ya posee sea multiplicada y no malgastada en planes populistas y de corto plazo que buscan tapar el sol con un dedo.

Es necesario que la ciudadania tenga un pronunciamiento, pero no solamente desde la plaza, sino desde la posición y trabajo que nos corresponde hacer.  Mantenernos atentos a los transgresores de la democracia y del hacer bien las cosas.  No podemos esperar a que otros lo hagan, la historia nos muestra que nadie que ha pasado por el poder ha sido la respuesta y con tristeza debemos reconocer que debería pasar algo extraordinario para creer que quien venga a ocuparlo será la solución. 

El panorama para nuestro país pinta gris, poco esperanzador; sin embargo, aún en eso poco que queda nos podemos seguir apoyando para seguir creyendo, pero no desde la ilusión, sino desde las acciones reales que nos permitan construir esa Guatemala que queremos, ese país que puede llegar a ser.  Mientras el tiempo sigue avanzando, debemos imitar su ejemplo y no detenernos; más bien, se hace necesario tener clara la ruta para llegar a formar la nación que todos anhelamos.  El camino es largo, el camino es difícil, pero al observar el destino al que nos dirigimos demos reconocer que vale la pena estar preparado y hacer todo nuestros esfuerzo para transitarlo.