viernes, 1 de noviembre de 2019

Comprometidos con la verdad y la democracia en Guatemala.

En septiembre se cumplió el primer aniversario del programa “Razón de Estado”, un espacio en el que se ha buscado dar un aporte a la claridad, a la denuncia, a la exposición de todo aquello que pueda ser motivo de interés ya sea para promover o frenar el desarrollo del país y que esto nos permita formar el criterio adecuado para que sepamos cuándo actuar de determinada manera.

La dimensión del aporte que se puede brindar no se mide en la soledad de lo que se entrega, mas bien en la suma que hace al resto de esfuerzos que se están haciendo por contribuir en la misma causa, la cual en este caso es la de construir una mejor nación.

Ante un país que pareciera desmoronarse cual libramiento por el paso de una ciudad, Guatemala se resquebraja ante la falta de oportunidades, la incapacidad por detener el flagelo de la desnutrición, la falta de educación y la pobreza extrema, la necesidad de ir sumando esfuerzos a favor no solo de detener lo malo, sino proponer hacia lo bueno es más que indispensable.

La coyuntura que atraviesa el país demanda imperante atención hacia diversos sectores.  Hoy algunas personas que figuraron en las boletas de elección como candidatos se encuentran detenidos por la justicia a la espera de procesos y resoluciones por acusaciones a delitos cometidos. Triste y vergonzosa realidad que los guatemaltecos hayamos y sigamos siendo expuestos a elegir entre personas que abiertamente están ligadas a la corrupción y el narcotráfico.  Pero eso no puede ni debe continuar así: hay que seguir haciendo compromisos de nación que, sin bien no pretenden que todos tengamos un mismo pensamiento, si se requiere que persigamos objetivos comunes de cambio y mejora.

El pueblo ya no puede seguir a expensas de un sistema de justicia que, además de lento, adolece de la transparencia necesaria para confiar en que los procesos se estén realizando adecuadamente y que la justicia se esté impartiendo como corresponde.  Guatemala ya no puede seguir dependiendo de un grupo de persona que a través de su curul en el congreso interpongan sus ambiciones e intereses personales por los de toda una nación.  La nación ya no puede seguir tolerando un presidente más que se burle de todos y siga jugando a hacer gobierno.  Ya no más.

Es tiempo de establecer compromisos a favor de la democracia. Una democracia que brinde y propicie un estado de derecho en el que a cada uno se le de conforme a sus acciones y que las oportunidades ya no estén enmarcadas bajo el título de la exclusividad de un grupo minoritario pero poderoso que las ha capturado. 

Si bien el compromiso como tal tiene una alta connotación emocional, la verdadera evidencia de este se plasma en las acciones que ejecutamos.  Por esa razón, mientras sigamos teniendo la oportunidad de denunciar, exponer y aclarar lo que contribuya a la mejora de esta nación lo seguiremos haciendo, pues Guatemala no solo lo necesita, si no que se lo merece.