martes, 5 de noviembre de 2019

Partidos políticos cancelados: Políticos Reciclados


Una de las funciones que los partidos políticos debieran cumplir es velar por el cumplimiento y buen funcionamiento del Estado de Derecho; sin embargo, en la práctica en Guatemala esto dista mucho de la realidad.  En cada proceso electoral nos topamos con frustraciones y sorpresas desagradables de quienes se han convertido en los caudillos y mal llamados líderes de esas agrupaciones.

Luego del pasado proceso electoral, el Tribunal Supremo Electoral entró en una nueva faena: la de seguir con el proceso para la cancelación de varios de esos partidos.  De momento el listado no es menor a doce partidos que deben experimentar un proceso de cancelación.  Las causas que con llevan a esto son variadas, desde la falta de apoyo en las urnas hasta anomalías legales que sus dirigentes buscan evitar ante las acusaciones recibidas.

El mayor problema de esto no radica en la anulación de agrupaciones que no llenan las expectativas e idoneidad para con la población. El problema es que, a pesar de la cancelación de ellos los miembros de dichas agrupaciones seguirán vigentes en el ámbito político.  No han logrado entender que el rechazo y acusaciones no está hacia el nombre del partido, sino hacia el nombre y apellido de quienes le conforman y es una prueba fehaciente del deseo de la ciudadanía por tener sangre fresca en el campo político.

Lamentablemente los dinosaurios políticos siguen existiendo, las viejas prácticas amenazan con seguir estando presente y lo único que se provoca es un debilitamiento en un Estado de Derecho que cada vez resulta menos creíble que se puede lograr.  Sin embargo, esto no nos hace retroceder. La batalla por denunciar y seguir de manera activa en la búsqueda de una democracia consolidada y funcional a favor del pueblo sigue vigente por muchos sectores que están ansiosos por construir una mejor Guatemala.


De acá adelante la expectativa solo sigue incrementándose de cara al 14 de enero 2020, donde no solo el cambio de personas en el gobierno se estará dando sino que se espera que puedan haber cambios sustanciales en la forma de gobernar.  Los cambios que esperamos los guatemaltecos no radican en los nombres de las agrupaciones, sino en el cumplimiento de leyes que alejen de quienes toman decisiones a aquellos que han legislado de manera corrupta y a la búsqueda de intereses egoístas. 

El reciclaje político es una de las prácticas que deben evitarse, pero para ello es necesario el surgimiento de una nueva generación política que, adicional a presentar nuevas caras posean nueva mentalidad y espíritu de hacer gobierno. 




viernes, 1 de noviembre de 2019

Comprometidos con la verdad y la democracia en Guatemala.

En septiembre se cumplió el primer aniversario del programa “Razón de Estado”, un espacio en el que se ha buscado dar un aporte a la claridad, a la denuncia, a la exposición de todo aquello que pueda ser motivo de interés ya sea para promover o frenar el desarrollo del país y que esto nos permita formar el criterio adecuado para que sepamos cuándo actuar de determinada manera.

La dimensión del aporte que se puede brindar no se mide en la soledad de lo que se entrega, mas bien en la suma que hace al resto de esfuerzos que se están haciendo por contribuir en la misma causa, la cual en este caso es la de construir una mejor nación.

Ante un país que pareciera desmoronarse cual libramiento por el paso de una ciudad, Guatemala se resquebraja ante la falta de oportunidades, la incapacidad por detener el flagelo de la desnutrición, la falta de educación y la pobreza extrema, la necesidad de ir sumando esfuerzos a favor no solo de detener lo malo, sino proponer hacia lo bueno es más que indispensable.

La coyuntura que atraviesa el país demanda imperante atención hacia diversos sectores.  Hoy algunas personas que figuraron en las boletas de elección como candidatos se encuentran detenidos por la justicia a la espera de procesos y resoluciones por acusaciones a delitos cometidos. Triste y vergonzosa realidad que los guatemaltecos hayamos y sigamos siendo expuestos a elegir entre personas que abiertamente están ligadas a la corrupción y el narcotráfico.  Pero eso no puede ni debe continuar así: hay que seguir haciendo compromisos de nación que, sin bien no pretenden que todos tengamos un mismo pensamiento, si se requiere que persigamos objetivos comunes de cambio y mejora.

El pueblo ya no puede seguir a expensas de un sistema de justicia que, además de lento, adolece de la transparencia necesaria para confiar en que los procesos se estén realizando adecuadamente y que la justicia se esté impartiendo como corresponde.  Guatemala ya no puede seguir dependiendo de un grupo de persona que a través de su curul en el congreso interpongan sus ambiciones e intereses personales por los de toda una nación.  La nación ya no puede seguir tolerando un presidente más que se burle de todos y siga jugando a hacer gobierno.  Ya no más.

Es tiempo de establecer compromisos a favor de la democracia. Una democracia que brinde y propicie un estado de derecho en el que a cada uno se le de conforme a sus acciones y que las oportunidades ya no estén enmarcadas bajo el título de la exclusividad de un grupo minoritario pero poderoso que las ha capturado. 

Si bien el compromiso como tal tiene una alta connotación emocional, la verdadera evidencia de este se plasma en las acciones que ejecutamos.  Por esa razón, mientras sigamos teniendo la oportunidad de denunciar, exponer y aclarar lo que contribuya a la mejora de esta nación lo seguiremos haciendo, pues Guatemala no solo lo necesita, si no que se lo merece.